Amado u odiado, este animal presenta el doble significado característico de todo símbolo. Sagrado para los egipcios, que los apreciaban y veneraban por su utilidad, llegaron a ser momificados para ser enterrados en las necrópolis destinadas a animales. Elevados a la categoría de deidad: Bastet, la diosa gata, era representada a menudo como una mujer con cabeza de felino o como un gato sentado con un pendiente de oro. Según la mitología de este pueblo, su dios, Ra, cansado de la rebelión de los hombres, envió a su hija Sekhnet, en forma de leona para que los controlara, pero ella decidió asesinarlos. A Ra no le gustó el comportamiento de su hija y envió a Onuris quién la amansó y la convirtió en Bastet. Diosa de la música, de la danza, de la alegría, protectora de la maternidad y de los niños; se la consideraba una divinidad solar y lunar; rasgos tomados por el comportamiento del animal: por su gusto por los rayos del sol y por su capacidad de moverse en la noche. Así en los templos se mantenía un ejemplar que se consideraba la imagen viviente del dios , el cuerpo en el cual este había decidido habitar sobre la tierra . Para el culto a Bastet los sacerdotes solían escoger un gato con unas características muy especiales, el cual era adorado y venerado como si se tratase de la encarnación de la diosa . Los antiguos egipcios no dieron al gato un nombre específico lo llamaban por su onomatopeya: Miu para el masculino y Mit para el femenino. En la vida cotidiana les daban un trato muy especial, eran considerados como un miembro muy respetado de la familia, y si alguno caía enfermo recibía atenciones como si de un niño se tratara ; si llegaba a morir la familia se vestía de luto, llegando hasta el punto de afeitarse las cejas en señal de duelo. |